La tarde de este martes República Dominicana se
convirtió en el noveno país del mundo y el primero de Latinoamérica en
oponerse a la firma del Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada
y Regular, propuesto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Así lo informó el consultor jurídico del Poder Ejecutivo, Flavio
Darío Espinal, quien dijo que a pesar de que el pacto en si tiene
intenciones loables, también podría traer consecuencias para el
territorio nacional de haberse efectuado la firma los próximos 10 y 11
de diciembre en Marruecos.
Los demás países que han decidido no firmar el pacto son Estados
Unidos, Hungría, Austria, Australia, Bulgaria, Israel, Polonia, la
República Checa e Italia. Este último prefirió enviar la decisión al
Parlamento antes de brindar una posición formal.
El documento del presidente Danilo Medina dice que el país tiene
presiones y desafíos migratorios resultantes de una isla con dos países y
que por ende existen desbalances en materia económica, social,
medioambiental y de seguridad.
“Si bien el pacto tiene innumerables disposiciones que son bien
vistas por el Gobierno dominicano, así como la gran mayoría de los
gobiernos alrededor del mundo, también tiene disposiciones que resultan
contrarias al interés nacional", manifesta el documento, que fue leído
por Flavio Darío Espinal.
"Aunque el pacto no tiene carácter vinculante por no tratarse de un
tratado internacional estrictamente hablando, su adopción generaría
compromisos al Estado dominicano que podrían socavar su capacidad para
hacer valer sus normas migratorias e implementar con eficacia las
políticas migratorias que el cumplimiento de esas normas exige”,
manifestó en una rueda de prensa en el Palacio Nacional.
Algunas de las medidas del pacto son: la prevención de la trata de
personas a causa de la migración, la gestión de fronteras más seguras,
la eliminación de la discriminación y la promoción de las transferencias
de remesas más rápidas, seguras y baratas, entre otras.
Asimismo, dijo que la firma del pacto crearía compromisos
internacionales que podrían limitar al país a dar respuestas o
soluciones a los problemas que ocurren en la frontera. También la unión
al acuerdo tendría como consecuencia innumerables cargas que podrían
“desbordar con creces los recursos del país”.
“El Gobierno dominicano tiene que responder también al sentir
nacional. La adopción de un pacto de esta naturaleza, por lo que
envuelve y por las implicaciones que tiene, requiere de un consenso
básico en la sociedad dominicana que no parece existir en las actuales
circunstancias.