Willian Baldayaque
La reunión de las dos organizaciones que más Montecristeños
reúnen en los EEUU, es para mí el acto de avance y esperanza más significativo
que ha ocurrido en las historias de nuestro pueblo.
Que hombres en sus mayoría realizados, trabajadores,
con sus familias, sus trabajos y que han salido adelante por sus propias vías, decidan
darle un giro a la historia y ceder, darse las manos, abrazarse, reír y
compartir no solo es un gran avance, es también una victoria sobre dos grandes
males que impiden la armonía en todo los objetivos de desarrollo de nuestra
vida: hablo de ¨El orgullo y la soberbia.¨
En la política las razones de divisiones se deben
al orgullo y a la soberbia.
En las organizaciones sociales que no
arrancan es gracias al orgullo y la soberbia.
En el deporte de Montecristi es el orgullo y
la soberbia su gran mal.
Incluso en las relaciones de parejas es el
orgullo y la soberbia quién vence todo el amor de una relación, sea este
noviazgo o matrimonio, para dar paso al rompimiento, solo porque uno o el otro
no desean ceder.
Porque el orgullo y la soberbia:
El orgullo: Es el
exceso de estima hacia uno mismo y hacia los propios méritos, por los que la
persona se cree superior a los demás. Este tipo de orgullo nos incapacita para
reconocer y enmendar nuestros propios errores y pone de manifiesto la falta de
humildad.
La soberbia: La
palabra soberbia proviene del latín y es un sentimiento de valoración de uno
mismo por encima de los demás, sobrevaloración del yo respecto de otros. Se
trata de un sentimiento de superioridad que lleva a presumir de las cualidades
o de las ideas propias y menospreciar las ajenas.
Las razones para que este grupo de
Montecristeños decidiera dividirse no se con exactitud cuales fueron, ni mucho
menos me interesa. Pero sea cuales fueran las razones para dar un paso como este,
para mi tiene mucho más importancia, ya que envía un mensaje de unidad y
esperanza, que espero se refleje y se aplique en la vida personal de todos.
Ceder, pedir disculpa, reconocer que se
estuvo equivocado, aceptar que no se es perfecto, o que el otro tenía razón, no
son actos para sentir vergüenza, sino de grandeza. El mismo Jesucristo nos dijo
que el servir a los demás y humillarnos nos haces más grande.
Históricamente en la vida, en el amor, en la
familia, en la iglesia, en la sociedad, en el trabajo, en la política, en las
organizaciones, en todo ponerse de acuerdo es más difícil solo por el orgullo
de no dejar el brazo torce y la soberbia de considerar que estamos por arriba
de los demás, para humillarnos.
Ellos vencieron todo eso, tan solo por
reunirse y compartir. Brindo por eso y por ver más acciones como estas en
Montecristi y en nuestra vida, la cual es tan corta y tan insignificante que nos podemos perder el tiempo en guargar odio o diferencia.
Salud!