Por.- Willian Baldayaque
Esta frase la utilizaba a
pie de página de los mensajes por Hotmail, cuando era el medio principal para
comunicarse por alrededor de 2000. Había encontrado
la frase en una columna del periódico ¨Hoy¨, que mi padre siempre compraba y la
conserve como algo con lo que me identificaba plenamente.
A pesar de que para ese
tiempo, apenas tenías algunos 16 años, a tan corta edad y donde la juventud de
hoy está ocupada en otros asuntos, ya empezaba identificarme con frases que dejarían
en mi vida una guía clara de cómo afrontar las cosas que me tocarían vivir más
adelante.
Hoy que ya los valores, los principios, la dignidad, el
compromiso, la fidelidad, la lealtad son cosas del pasado y lo material prevalece,
no debemos rendirnos en nuestra búsqueda de amistades y seres humanos que
valgan realmente la pena tratar y conocer.
Por experiencia propia puedo asegurar que aún hay
personas por ahí que entienden que las amistades no es competir o sacar ventajas
sobre los demás, que no es solo obtener beneficios, provechos, partidas, entre
otras cosas. Sino que saben que la amistad se cultiva con el tiempo, lo que
permite que florezca el afecto, el apego genuino, el compromiso y sobre todo la
lealtad.
No toda amistad o relación debe de crecer sobre la base
de esperar algo tangible o material, no siempre debe de existir un interés, ni
sexual, ni económico, porque entonces no hablamos de una amistad real.
Aunque la modernidad hoy nos alejas de creer que eso es posible y nos
aferramos a un celular que nos permite vivir una vida virtual y superficial.
Aun somos seres sociales y nada puede sustituir la agradable compañía de un ser
humano.
Deja de creer que todo somos iguales y que no vale la pena seguir
conociendo personas. Deja de decirte que es todo un fracaso y que ya está
cansado de intentarlo. Deja de considerar que no vale la pena seguir tratando a
los demás y ver el valor que tienen y lo que se puede convertir mañana.
¨Es preferible dejarse
engañar mil veces que perder una sola vez, la fe en los demás¨ porque
simplemente detrás de esos miles, vendrán aquellos que si se convertirán en
algo valioso en nuestras vidas.