Por.- Willian Baldayaque
Fue justamente el fallecido Joaquín Balaguer, quien
fuera presidente de la República y líder Partido Reformista Social Cristiano,
quien repetía con mucha frecuencia la frase hoy muy popular y todavía vigente
en el comportamiento de los Montecristeño: Los ingratos no tienen memoria.
La palabra INGRATO, según el diccionario se refiere
a aquellas personas que no agradecen un favor o un beneficio
recibido. Algunos sinónimos que nos ayudarían a comprender más el
significado de esta palabra INGRATO son la siguiente: desleal, egoísta,
desagradecido, infiel, olvidadizo.
El ingrato quien es un arribista a conveniencia,
siempre cierra los ojos para no ver quien le da de comer, y con frecuencia
siempre tiene un comportamiento de víctima con la finalidad de no reconocer con
agradecimiento y con hecho de reciprocidad a las personas que le han tendido la
mano y con frecuencia, según hemos aprendido, paga con la traición.
Alguien dijo que los ingratos o malos agradecidos parecen
perpetuarse en el alma de cada individuo hijo de esta Patria como si se tratase
de un acta de identidad nacional, el sello de la ingratitud. Repito: Como si se
tratase de un acta de identidad nacional…
Debido a mi compromiso con la sociedad, que es él debe
de cada ciudadano me he visto envuelto en ser intermediario para conseguir varias
ayudas en beneficios a terceros. Ayudas o diligencias que hago motivada por vocación
como así lo aprendí de mi madre Pastora Ventura, más que la recompensa de algo a cambio.
Pero que los ingratos no sean agradecidos me da
igual. Lo que se suma a este comportamiento y es digno de pena es la traición, que es hermana de la ingratitud, siendo esta la recompensan a recibir, por
esas personas.
Nota: Como todo lo que escribo para los mediocres
que leen, siempre tiene una motivación personal o dirigida. Solo puedo decirle,
que no tengo tiempo para dedicarme a aclarar porque motivo o razón escribo
sobre un tema en particular. Solo leo y estudio y con lo que me tropiezo y
entiendo que debo dar mi opinión al respecto, pues lo hago.
Como dijo Jesucristo: El que tenga oído que oiga,
mientras yo digo: El que tenga ojo que lea y se ponga el sombrero.