Por.- Willian Baldayaque
Recientemente en los últimos días hemos sido testigo de un sin número de
riñas entre algunos moradores de Montecristi. En su mayoría protagonizada por
jóvenes. Estas riñas o pleitos como popularmente se le conocen, se producen en
lugares de entretenimientos en el municipio. Lugares que si bien es cierto, no
pueden tener un detector de conductas para evitar estos desagradables sucesos,
que si afectarán sólo a los involucrados no fuera problema. Pero cuando se dan
estos eventos sufren la conciencia terceros que hasta distante se encontraban
de donde surge el problema.
Las razones que suelen ocasionar estas riñas cuando la conocemos de fondo,
dan más pena que vergüenza. Porque la motivan pequeño roce que es normal que se
den en lugares donde frecuentan muchas personas. El mínimo contacto es motivo
de propinarle un golpe al otro y hasta quitarle la vida si es posible. Sobre
los objetos a usar para agredir a otros no importa, se toma lo que está al
alcance, desde sillas, botellas, palo, machete, cuchillo, corta pluma y hasta
armas de fuego.
Hasta por el tipo de ropa que otro puedan tener y el otro no. Por el modelo
gorra de mejor calidad y que el otro no y hasta por la novia o ex novia que
esta con otro. El hecho es que hay siempre un motivo para crear una controversia
en donde familiares y amigos se ven hasta involucrados en unos problemas que no
se buscó.
El nivel de irresponsabilidad de estas personas sin ningún juicio. Causa
asco y vergüenza a la sociedad de Montecristi. Amenazan con su inmadurez y
hacen daño a nuestra convivencia. Igualmente afectan la paz pública y la libre
diversión y entretenimiento que cada ciudadano tiene derecho a disfrutar, sin
que un descerebrado, Homo sapiens, infantil le arruine la noche.
La consecuencia es que estos negocios pierdan sus clientes, que ningún
espacio sea seguro, y que quienes se trasladan de un municipio o provincia
cercana a disfrutar igualmente, y se vea involucrado en un problema que le
puede costar hasta la vida.
Fuera!!! esa esa lacras andante de Montecristi, que manchan con su
existencia nuestro pueblo.