Por.- Willian Baldayaque
En una ocasión un Montecristeño, le dijo a un señor que estaba interesado en construir un edificio en donde es hoy Ferretería Cafra, que si estaba loco y que debía mejor irse e invertir a otro lugar, ya que aquí no valía la pena hacerlo.
Como ese Montecristeño
hay cientos y cientos diseminado por todos los rincones de nuestro pueblo, que
solo evacuan de esa boca, los peores deseos hacia el desarrollo de Montecristi,
sin entender que ese desarrollo solo llegará a través de que su misma gente
invierta y confíen.
A pesar de años de
pesimismo, en los últimos años han surgido una nueva generación de
inversionista, que aun sabiendo la mentalidad de unos pocos, se armaron de
valor y hoy nos presentan diversas propuestas de negocios, que van desde
restaurantes que no tienen nada que envidiarle a uno en Santo Domingo o
Santiago, hasta supermercados, hoteles, y ferreterías.
No hace falta hacer un
análisis de la cantidad de beneficios que deja cada inversión, ya que desde la
construcción, reparación, remodelación de cualquier negocio es mano de obra de
Montecristi que se utilizan. Sumando los empleos y demás servicios que
intervienen para que cada negocio pueda abrir sus puertas y mantener sus
servicios.
Estaríamos siendo muy
mezquinos, si no reconocemos que las inversiones que han ocurrido en los
últimos años en Montecristi, han marcado un ante y después, respeto a la
confianza que se tiene al mercado de nuestra provincia y de la región.
A cada uno de ellos,
como los más recientes inversionistas en la playa de Montecristi, felicidades por confiar en Montecristi.