Por.- Willian Baldayaque
Recuerdo de muy niño cuando el
tiempo de lluvias mi madre, debía levantarse para poner papel periódico en los
mosquiteros de la cuatro cama, que componían una sola habitación en mi casa.
Las malas condiciones del zinc, obligaban una solución momentánea, ya que los
piches no dejaban opciones. Recuerdo que
también se ponían ollas en la parte donde las goteras eran más fuertes, ya que
el papel periódico no era lo suficientemente fuerte para combatirlo.
Ayer discutía con dos buenos
amigos a quienes estimo, sobre la entrega de hoja de zinc que da el Senador
Heinz Vieluf Cabrera. Tratando como muchos de ridiculizar y minimizar este tipo
de acciones, más por fanatismo político, que por interiorizar la seriedad del tema.
Lo irónico de este caso, es que
son personas que en algún momento en su vida, vieron la pobreza en su barrio y quizás
el afán de sus padres por cubrir todas las necesidades del hogar, con poco o
con ningún tipo de ayuda para aliviar las cargas.
Hoy día, aun la donación de una
hoja de zinc para cientos de personas significa mucho. A modo de calcular,
techar o cambiar un techo completo anda sin las manos de obra y la madera, en
los RD$18,000.00 mil pesos, ya que el costo de unidad es de RD$300.00 pesos. Es
decir, que a la persona que usted le regale 10 hojas como mínimo, le está dando
RD$3,000.00 pesos, que para mucho es difícil sacar de la mensualidad promedio
del dominicano que anda en los RD$7,000.00 o RD$12,000.00.
Lo que escribo no lo hago por
responderle a esos amigos. Lo hago porque sirve para reflexionar sobre la
realidad de nuestro la provincia, donde cientos y cientos de personas van en búsqueda
a la oficina del senador de este importante material, y causa risa que otros
simplemente se burlen.
Sé que lo mejor es que no exista
este tipo de necesidades, que hay que enseñarle a la gente a estudiar, que los
salarios deben mejorar, pero mientras
todo eso llega, que haremos con la realidad que tenemos a nuestro alrededor?