Por.- Willian Baldayaque
En los últimos días hemos sidos testigos en las redes de los protagonismos de nuestros estudiantes a nivel nacional en los peores de los casos. Desde agresión a profesores, riñas y pleitos entre alumnos, el rompimiento de los cuadernos como celebración del fin del año escolares, entre otros.
Mientras en países desarrollados los estudiantes están protagonizando diferentes descubrimientos, en el nuestro, están encabezando los peores casos que generan pena, vergüenza y poca esperanza en su porvenir y por consiguiente el nuestro.
Sus aspiraciones no van más allá que la de terminar el año escolar, como si la carrera de la vida terminara ahí mismo. Es notorio verlos muy interesados y preocupados por los t-shirt de la promoción de la promoción, más que marcar o referente como estudiantes modelos de siglo XXI, donde las herramientas tecnológica a su alcance son mayores que la que se tenía hace siglo.
Es de preocupar el rumbo al cual se dirigen nuestros estudiantes, lo que no requiere de mucha capacidad para saberlo, generando un debate en la sociedad, sobre donde radican verdaderamente los problemas.
Sea responsabilidad de los padres, del ministerio de educación, de los profesores o no. Entiendo que los estudiantes son igualmente los mayores responsables de su futuro. Pero mientras sus aspiraciones sean reír, gozar la vida, beber hasta más no poder, comprar una pinta, estar en el medio porque es la moda, en fin mientras no tengan aspiraciones sobre que estudiaran o como cambiaran la sociedad en la que viven, ellos más que representar el futuro, representa el peligro de mañana.
Sin metas, ni aspiraciones en la vida, sin deseo o inspiración, el rumbo de nuestro estudiante va directo al fracaso y por lo tanto al descalabro de nuestra sociedad.