Willian Baldayaque
Aun siendo muy niño me aprendí el nombre de Emma Balaguer y hoy lo conservo
como la hermana del ex presidente Joaquín Balaguer en los años 90 que venía
cada años a Montecristi, a dar cientos de ¨Juguetes¨ a los niños en el parque
del Reloj.
Recuerdo que se estacionaba una patana grande y las filas largas llenas de
niños desde temprana hora en la mañana mantenían la esperanza de obtener unos
de estos juegos, que era por cierto de muy buena calidad todos.
No se por cuanto año participe como niño, pero nunca logre llegar delante y
obtener algo para mí. Al contrario veía pasar por mi casa otros niños con sus
padres que llevaban sus juegos, símbolo del éxito en tan difícil odisea de
obtener un juego entre cientos de niños.
Pero saben algo, iba a eso por mi
cuenta o llevado por amigos, pero jamás porque mis padres me enviaran, aparte
de eso, nunca critique el hecho de que
no fuera afortunado y hoy felicito a todo el que hace el esfuerzo de dar algo
en navidad y en Los Reyes Mago, ya que fui niño y se lo valioso que es un
juguetes, en esas edades.
Pero hay un problema y es que en todas las actividades siempre hay
inconformidad porque no todos logran obtener el juego que esperaban, culpa no
del quien organiza la actividad, sino de la mala maña que los padres inculcan
en los niños, mala maña que cuando sean adultos enseñaran a sus hijos y este mal
jamás se ira de la costumbre de la mayoría de las familias humilde.
- 1. He visto niños que se le da un juego y exige otro de su preferencia.
- Padre meterse en las filas para obtener más de un juego.
- Padres que le quitan el juego a sus hijos y lo meten en la fila otra vez.
- Padres y adultos que siempre tienen un niño por el vecindario que hay que llevarle algo. Y toman más de un juego para llevarle a alguien que no estuvo en la actividad.
- Padres con recursos para comprarle a sus hijos el mejor regalo y salen a mendigar.
Hasta que no se acabe la mala maña que llevamos por nuestra sangre,
seguiremos viendo padres y niños
inconforme. Diferentes autoridades, políticos y empresarios donaron juguetes y miles
de niños se beneficiaron.
Me apena por lo que no tocaron y me parte el corazón, pero me llena de alegría
al imaginar los rostros de esos niños que si fueron afortunados, esperanzado de
que mañana existan menos mañosos y más niños sean los afortunados.
Wilian, Rachel y Rachelsy se llevaron los juegos que
su padre le regalo y otros que amigos le dieron. Pero no se llevaron a su casa
los juegos que a otros niños le hubiera podido hacer falta.