Por.- Willian Baldayaque
Ayer nuestra provincia de Montecristi
recibió la agradable visita de 12 autobuses proveniente de Baní. 12 x 60
pasajeros es igual 720 banilejos que vinieron curiosos a conocer y disfrutar de
nuestros atractivos.
720 personas entre mujeres, hombres y
niños, sin sumar la gran cantidad de camionetas, carros y motores que
igualmente llegaban a la playa Juan de Bolaño, La Playita, el cayito y el
Morro, para disfrutar y vivir una aventura en tierras nuevas.
Claramente tenemos semanas tras semanas
una gran circulación en las playas de turistas, que buscan en todo el país un
lugar diferente para conocer y disfrutar. Siempre y cuando sea económico y
diferente a lo que otros lugares ofrecen.
Lo que me apena es que ellos se fueron
sin saber muchas cosas de Montecristi, que pudo resultarle interesante para
volver a conocer. Como la casa de Máximo Gómez donde se firmó el manifiesto, el
Reloj Publico, la casa Doña Emilia Jiménez y su historia, el parque Manolo
Tavares Justo y el lugar donde vivió
junto a amada esposa Minerva Mirabal. Se fueron sin saber que somos la cuna del
primer pelotero que llego a grandes ligas y del primero en llegar al salón de
la fama de este deporte tan conocido en mundo.
Tampoco supieron que somos los mayores
exportadores de Banano en el país y gran parte del mundo. Que somos más que
playa y sol, y que somos indiscutiblemente ricos en cultura e historia.
Sé que tampoco disfrutaron de un buen
pescado en la playa y que mucho menos se llevaron un souvenir alegórico a
Montecristi, y que al ver ese souvenir nuevamente en sus hogares, recuerden que
aquí conocieron muchas cosas que valen la pena volver a ver.
Muchos de ellos por el tiempo pudieron
dar una vuelta por los manglares para conocer la plataforma y nuestras piscinas
naturales. Tampoco fueron a conocer el cayito y muchos menos los cayos 7
hermanos.
Pero solo hay un solo culpable de que no
existiera un local abierto para dar informaciones a esos turistas y que al
menos recibieran un brochures que le permitiera ver las razones para que
volvieran. Soy yo el culpable de que aún no se cuente con un área para que se ofrezca
un marisco en la playa a buenos precios.
Soy yo el culpable sin duda…