Por.- Willian Baldayaque
Primero compartía con Aurelina Gabot y se dijo que
era mi novia, luego con Cristal Santana también
era mi pareja, luego con Ely Clara y luego con Berta Jiménez. El fin es que los
lleva vida sin oficio de Montecristi, siempre te relacionan con alguien, porque
le cuesta entender que el ser humano tiene derecho y razones más allá que la
intimidad para relacionarse.
Cada una de esta mujeres que se me ha dado como
pareja, aparte de no sé cuántas más, es su compromiso con el cambio para un
Montecristi mejor. Cada una de ellas está
involucrada en trabajos sociales y comunitarios. Y debido a que como mujeres
preocupadas, trabajadoras, responsables, serviciales, encontró en ellas las
coincidencias para ser más que amigos. Ya que nos unes las mismas
preocupaciones y los mismos objetivos.
Si anda y comparte con alguien del sexo opuesto,
automáticamente los curiosos o lleva vida, sacan sus conclusiones y te la
establecen como pareja. Ya que la curiosidad o las ansias de saber no escarmientan
y le lleva a mucho suponer con mucha creatividad lo que simplemente no saben.
Sacar el tiempo para especular sobre lo que no se
tiene ni idea, es un acto de mucha irresponsabilidad, típico de una vieja de
barrio, la cual anda de patio en patio llevando y trayendo.
Lo peor de este tipo de casos, es que uno espera que
sean mujeres la que se dediquen a esto, pero es grande la sorpresa cuando te
entera que son los hombres que se están envueltos en esta actividad de
mujercita.
Eso mismo hombres son quienes me saludan y abrazan a
diarios. Que me expresan afecto y respecto. Pero como vieja chismosa, al darle
la espalda se dirigen a su actividad favorita, destruir la moral de quien
entienden es una amenaza.
En Montecristi hay bastantes mujeres, pero todas son
de ellos. Si alguien se le asoma hasta para una simple amistad es una afrenta
contra ellos, porque o son de ellos o no son de nadie y solo así están
conforme.
Pero seguiremos el juego de la hipocresía, saludando
y abrazando a estos amigos, que en realidad son tus principales detractores y
que se disfrazan de mil caras. Asechando tus pasos para tener que señalar y que
inventar.